viernes, 15 de octubre de 2010

EL BIEN PRECIOSO DEL MATRIMONIO Y LA FAMILIA (I)

INTRODUCCION
Estamos en una sociedad muy compleja y contradictoria, que defiende y ataca las mismas cosas al mismo tiempo. Es una sociedad que reconoce los bienes que tiene, pero al mismo tiempo los pisotea. Se defiende el matrimonio y se le ataca buscando que cada vez tenga menos valor y compromiso, se defiende a los niños y se les ataca con leyes que los hacen cada vez más vulnerables a muchos tipos de manipulación, se defiende a la mujer y se la ataca con agresiones que la rebajan cada vez más a la condición de objeto de uso, se defiende al hombre y cada vez se le despoja más de su fuerza  interior. El problema está en que no nos demos cuenta de lo que sucede y nos contagiemos de este mismo virus. Por eso es importante el fortalecimiento de las defensas interiores, que consiste sobre todo en el fortalecimiento espiritual que nos pone alertas, nos da vigor, nos ilumina los caminos y nos orienta hacia visiones diferentes de la vida.
Ahondar sobre EL BIEN PRECIOSO DEL MATRIMONIO Y LA FAMILIA, y hacerlo a la luz de Dios, no es caer en reflexiones melosas sino encontrar la riqueza de la estructura que constituye la columna vertebral de quienes reciben el don del matrimonio en su vida. Las cuatro parábolas con las que termina el capítulo trece de San Mateo nos pueden ayudar a descubrir este bien, a discernir su salvaguardia y a tener elementos para protegerlo en lo cotidiano.

EL SENDERO DEL EVANGELIO (Mateo 13, 44-52)

44 El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.  45 El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; 46 y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.


Se puede perder de vista la riqueza de los dones que se reciben. Los seres humanos podemos dejar de valorar las cosas a causa de su frecuente uso, o de que nos enredamos en otros asuntos, o de que consideramos que no las podemos perder. Sin embargo, cuando vemos lo que otros aprecian aquellas situaciones o personas a las que nosotros casi no damos valor práctico, podemos renovar nuestra jerarquía de valores.
Estas parábolas que san Mateo recoge de la boca de Jesús tienen  un esquema parecido. Un personaje, el encuentro con algo de altísimo valor, un sentimiento de plenitud, una decisión que compromete de modo fundamental, el alcance del objetivo propuesto. Pero también hay algunas diferencias.
·         La parábola del tesoro en el campo da la impresión de que todo es fruto de la casualidad, lo que se encuentra vale objetivamente más que lo que se tiene, la posesión que se adquiere lo convierte en hombre más rico.
·         La parábola de la perla deja muy claro que el personaje tiene una misión en la vida, que se cumple cuando encuentra la perla fina. No es fruto del azar que la encuentre, pues a eso está dedicado de modo profesional. La perla encontrada vale más que todo lo que se tiene porque cumple el sentido de la vida del comerciante.
·         Es como si el evangelio diera un paso entre dos niveles. El nivel de lo que valen las cosas y el nivel de lo que valen las cosas para mí. Estos dos niveles se aplican a muchas realidades de la vida humana.
Muchos valoran el matrimonio y la familia, ven en ella la realidad a la que aspiran, con la que quieren tejer su existencia, con la que se ven viviendo a lo largo de los años que puedan llegar a tener. Con frecuencia estas mismas personas consiguen construir una buena familia, armoniosa, estructurada, fuerte ante a los sobresaltos y vaivenes de la vida, semillero de nuevas vidas humanas bien educadas para tomar su camino y estructurar su existencia en el futuro. Esto hace que el matrimonio y la familia sean un bien precioso para estas personas.
Sin embargo esto, siendo importante, no es suficiente. La vivencia del bien precioso que es el matrimonio y la familia, no se puede dejar a la improvisación. Requiere de una planeación, de una experiencia, de una búsqueda programada, de una valoración renovada, de una jerarquía de valores decidida, renovada, asumida como propia, defendida, acrecentada.
Esto se produce cuando se descubre todo lo que vale el tesoro o cuán valiosa es la perla. Esto se produce cuando el tener algo valioso y tenerlo en abundancia no nos hace caer en el derroche. Esto es posible cuando de modo habitual no se pierde el significado profundo del don del matrimonio y de la familia en la propia vida. Juan Pablo II diseñaba así esta perla preciosa: Queridos por Dios con la misma creación, matrimonio y familia están internamente ordenados a realizarse en Cristo y tienen necesidad de su gracia para ser curados de las heridas del pecado y ser devueltos «a su principio», es decir, al conocimiento pleno y a la realización integral del designio de Dios. (Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 3)
Siguiendo estas palabra del Papa podríamos diseñar la riqueza del matrimonio y de la familia de este modo:
·         El matrimonio y la familia son parte del amor con el que Dios crea al mundo.
·         El matrimonio y la familia se encuadran y alimentan dentro del misterio de amor y relación que Dios vive en su interior. Amor y relación infinitos entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo.
·         El matrimonio y la familia han sufrido el misterio del pecado en su íntima estructura
·         El matrimonio y la familia se renuevan con la gracia de Dios, (presencia, fortaleza, reordenamiento, cimiento, vigor) es decir con la presencia de Dios mismo en ellos.
·         Esta presencia devuelve al matrimonio y a la familia a su realidad original llena de riqueza
·         De este modo se conoce y se realiza todo lo que el amor de Dios diseñó para el matrimonio y la familia.

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