
Por eso podemos considerar a Dios como el gran sembrador del amor en nuestra vida y de modo especial podemos considerar a Dios como el gran sembrador del amor en la vida de cada uno de los esposos. El amor que Dios siembra hace no solo que los esposos sean imagen del amor de Dios, sino también que los esposos puedan ser imagen el uno del otro y de este modo se haga realidad la bendición de ser una sola carne[2].como decía Juan Pablo II en Familiaris Consortio: el matrimonio, es decir, el pacto de amor conyugal o elección consciente y libre, con la que el hombre y la mujer aceptan la comunidad íntima de vida y amor, querida por Dios mismo, que sólo bajo esta luz manifiesta su verdadero significado. La institución matrimonial no es una injerencia indebida de la sociedad o de la autoridad ni la imposición intrínseca de una forma, sino exigencia interior del pacto de amor conyugal que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que sea vivida así la plena fidelidad al designio de Dios Creador. Esta fidelidad, lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el subjetivismo y relativismo, y la hace partícipe de la Sabiduría creadora.
Las reflexiones que seguirán en las próximas entregas nos pueden ayudar a descubrir esta realidad que es la esencia y el sentido de todo matrimonio y que es también su punto de partida: el ser humano es imagen de Dios Amor.
[1]Génesis ,26-27: Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo”. Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.
[2] Génesis 2, 23-25: El hombre exclamó: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre”. 24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne. 25 Los dos, el hombre y la mujer, estaban desnudos, pero no sentían vergüenza.
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