lunes, 28 de enero de 2013

EL TRABAJO POR LA FAMILIA, UNA TAREA ESPECIAL


Cuando pensamos en la familia como un don de Dios, descubrimos que Él nos propone que colaboremos activamente con todas nuestras fuerzas y con todas nuestras capacidades y facultades en ese proyecto. Siempre es bueno recordar que, este trabajo de colaboración es el modo en que los seres humanos contribuimos al desarrollo de cada persona y, como consecuencia, de la sociedad. Cuando ponemos lo que está de nuestra parte para el bien de la familia, no solo hacemos mejor nuestro ambiente, o hacemos mejores a las demás personas, sino que también nos realizamos a nosotros mismos y, en cierto sentido, nos hacemos MAS seres humanos. 
El trabajo que hay que llevar a cabo en la familia, o para la familia, no se puede dejar a la improvisación pues es una actividad constitutiva de todo ser humano. Eso no significa que todo deba estar reglamentado, lo cual es imposible en las realidades humanas, en las que, además de otros factores, entra la emotividad y la libertad. Con todo, en esta tarea no podemos permitirnos la pereza o la indiferencia. El proyecto de familia requiere trabajo y, como todos sabemos, mucho trabajo. Un trabajo que sentimos que nos supera muchas veces, un trabajo que sentimos que, con frecuencia, es mayor del que podemos hacer. Pero, a pesar de todo, lo tenemos que hacer, o, por lo menos, tenemos que hacer todo lo que nosotros podemos llevar a cabo, conscientes de que Dios nunca nos va a pedir más de nuestras posibilidades, de acuerdo a los dones que nos ha otorgado. 
Pero hay algo más: El proyecto de familia, como un don de Dios en el que tenemos que trabajar, no es algo individual (yo lo tengo que sacar), ni siquiera algo de la pareja (nosotros lo tenemos que sacar). El proyecto de familia está estructurado de tal modo que, según la propia madurez, todos los miembros de la misma tienen que ir interviniendo en él. Podríamos decir que el proyecto de familia se nos da para que los seres humanos lo realicemos en comunión con los otros y, trabajando unos con otros, todos nos hagamos cargo de nuestras vidas recíprocamente. Cada persona, necesita esta aportación de cada ser humano con el que convive en la comunidad familiar, y también lo necesita toda la sociedad.

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